
Así que desde mañana ya puedo volver a dedicar algo de mi tiempo libre (poco) a la divulgación cultural que tanta falta nos hace para liberar nuestras mentes de los catastrofismos a que nos han acostumbrado las noticias, o de los cotilleos sin sentido que nos inundan desde los programas del corazón, por no hablar de los cada vez más abundantes deportes nacionales que nos obligan a estar sentados en el sillón, con el consabido riesgo de nuestros sistemas cardiovasculares...
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